tag:blogger.com,1999:blog-77420331452417576102024-03-12T23:53:50.294-07:00REMINISCENCIAS...Tienen la magia de regresar tiernas...Unknownnoreply@blogger.comBlogger18125tag:blogger.com,1999:blog-7742033145241757610.post-29721155900006268562012-09-26T17:09:00.001-07:002012-09-26T17:09:19.413-07:00<br />
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<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi35qPJ6c5CUs2kH92wnZIfCikpDf44v9f4WXfALUVo3VQPbOGsNH6eUo2QYXr8PGgPGPmB-4VebQeLlruVJsF02_1B35tOCHCdLQYncVbLstQEFkuNgJKUcbihw0CnjGlk8SnD2UUY2Mt8/s1600/tren+lechero.bmp" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="329" kea="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi35qPJ6c5CUs2kH92wnZIfCikpDf44v9f4WXfALUVo3VQPbOGsNH6eUo2QYXr8PGgPGPmB-4VebQeLlruVJsF02_1B35tOCHCdLQYncVbLstQEFkuNgJKUcbihw0CnjGlk8SnD2UUY2Mt8/s400/tren+lechero.bmp" width="400" /></a></div>
<h3 style="text-align: center;">
<em>El trencito de San Lorenzo</em></h3>
<div style="text-align: center;">
Ninfa Duarte</div>
<br />
<br />
<em>Siete añitos y una vida grata en casa de mi abuela paterna, junto a mis tías, maestras todas, a las que adoré y con quienes pasé los momentos más dulces de mi primera infancia.</em><br />
<em><br /></em>
<em>Era un domingo de agosto, de esos días fríos con sol, como los de vacaciones de invierno, en que como tantos fines de semana nos proponíamos viajar con mi abuela, rumbo a Asunción , para visitar a mis padres y hermanos. </em><br />
<em><br /></em>
<em>Esos viajes eran para mi una delicia, mi más grande anhelo. Mucho por el destino a que me conducía y a las personas que vería; pero más por el recorrido que me esperaba: de rodillas en el asiento, pegaba mis narices a la ventanilla si hacía mucho frío o a veces a cielo abierto, miraba el bello paisaje que corría en sentido contrario, como huyendo del trencito, en el que viajábamos.</em><br />
<em><br /></em>
<em>Ese día en especial, mi alegría era tremenda por ser el cumpleaños de mi papá, 8 de agosto. Sabía que estaríamos todos reunidos alrededor de la mesa, a la hora del almuerzo. La alegría se desprendía de mis labios dibujándose una permanente sonrisa y mis duendes estaban tan despiertos, que bailoteaban en el pecho sin cesar.</em><br />
<em><br /></em>
<em>Debíamos estar a tiempo para el almuerzo. Habíamos salido de la estación de San Lorenzo a la hora exacta y el viaje parecía tranquilo, sin dificultades, hasta que en cierto tramo del camino, el tren hizo escuchar insistentemente su silbato y disminuyó la marcha más y más, hasta quedar detenido. Nadie entendía lo que estaba pasando, pues no era un lugar de paraca oficial. La gente se inquietó al sentir que el silbato seguía lanzando un “sos” desesperado. Sacaban sus cabezas por las ventanillas, otros caminaban por los pasillos para salir a curiosear, y yo preguntaba, sin recibir respuestas.</em><br />
<em><br /></em>
<em>La hora pasaba, bajaron los hombres y se ofrecían para ayudar, si fuera posible. Había pasado casi una hora y el tren no se movía aún, cuando apareció un joven con expresión de gran alegría, gritando: ¡son las vacas! ¡son las vacas”… </em><br />
<em><br /></em>
<em>Se trataba de un ato de ganado que descansaba tranquilamente acostados, durmiendo algunos, sobre los rieles, eran una buena cantidad y nadie las cuidaba. El conductor del tren trató de asustarlas con el silbato, pero ellas no recepcionaron el mensaje y siguieron rumiando impasibles, hasta que los hombres bajaron y las levantaron una a una, sacándoles de sobre los rieles.</em><br />
<em><br /></em>
<em>La tarea de espantarlos llevó bastante tiempo, porque las vacas eran muchas y debían cerciorarse que todas se alejen lo suficiente de las vías para poder reanudar la marcha.</em><br />
<em><br /></em>
<em>Llegamos tarde al encuentro, la comida estaba fría y papá ya había vuelto al trabajo. Mi alegría desapareció y la tarde se volvió gris y fría.</em><br />
<em><br /></em>
<em>Pero la satisfacción de mis viajes en aquel trencito de sueños y juegos infantiles, siempre me acompañaron, mezclando el agridulce sabor de la nostalgia familiar, con el encanto subyugante que ejerce en todos, aquella enorme maquinaria que transportaba a diario, ilusiones, trabajo. alegrías y duelos… curiosa fusión de hierro y magia, nuestro “Trencito de San Lorenzo”</em><br />
<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgV-Q9m6eyIv6jU7epbOhnKkqIVKN_9s60iBNZGGLA22XzKN1FBg8uyCFhZ82GDkwGbIYN142_rvdyAL1WFvTLW78n07upJys4msunjLNYn_CJhIBFTJ4AJ25acSD2-9xp8lZTUd_tNndGE/s1600/!cid_000e01c79439$0c779a00$0301a8c0@mi3d5e293bcffa.gif" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><em><img border="0" kea="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgV-Q9m6eyIv6jU7epbOhnKkqIVKN_9s60iBNZGGLA22XzKN1FBg8uyCFhZ82GDkwGbIYN142_rvdyAL1WFvTLW78n07upJys4msunjLNYn_CJhIBFTJ4AJ25acSD2-9xp8lZTUd_tNndGE/s1600/!cid_000e01c79439$0c779a00$0301a8c0@mi3d5e293bcffa.gif" /></em></a></div>
<br />
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7742033145241757610.post-4025578002670364272011-09-24T07:47:00.000-07:002011-09-24T07:47:50.229-07:00Una carta a mi abuelita... de Ninfa Duarte<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgpu3KrS9XU3doJcwhKjfMdTiT4aQq755DQE8BHbJLzX9j-h1E8zHE9GmGxg8m6KIvdJg4aQzbSKK06O8uv2zdFYGWPiCJ2rJeWsqF4SGVWbsC_z_ZpNK_po4tJJirVKHMSDv42-ZnxWSH6/s1600/160d.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" hca="true" height="317" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgpu3KrS9XU3doJcwhKjfMdTiT4aQq755DQE8BHbJLzX9j-h1E8zHE9GmGxg8m6KIvdJg4aQzbSKK06O8uv2zdFYGWPiCJ2rJeWsqF4SGVWbsC_z_ZpNK_po4tJJirVKHMSDv42-ZnxWSH6/s320/160d.jpg" width="320" /></a></div><div align="center"></div><div style="text-align: left;">Recordada abuelita:</div><br />
<br />
<br />
Mi querida Paulita, mi Ada madrina, mi ángel custodio… cómo te extraño…!! Pasaron muchos años y aún recuerdo tu sonrisa cariñosa de profundos surcos y mirar celeste como un cielo sin nubes.<br />
Era tu preferida y ambas lo sabíamos… en cada abrazo, en cada guiño cómplice, y en mi postre favorito. Nunca olvido las veces que tomaste mis manitas entre las tuyas para enseñarme a escribir ma – má No me enseñaste a escribir “abu”, como yo te llamaba, porque en tu corazón te sentías mi mamá…<br />
Nunca olvido tus lágrimas en día en que mi imaginación infantil convirtió el comedor en un teatro, repleto de gente que aplaudía; yo la actriz principal… tú mi público preferido.<br />
Y al comenzar la función aparecía yo desde la puerta lateral con un vestido largo, improvisado de una pollera tuya, directo me dirijo al centro del escenario donde me espera mi sillita azul… subida a ella comienzo a recitar:<br />
<div style="text-align: center;">Te adoro abuelita!</div><div style="text-align: center;">porque sos mi amiga</div><div style="text-align: center;">porque siempre tienes</div><div style="text-align: center;">un tiempo para mi…</div><div style="text-align: center;">Tus blancos cabellos</div><div style="text-align: center;">saben muchas cosas>:</div><div style="text-align: center;">cuentos de princesas,</div><div style="text-align: center;">refranes muy sabios,</div><div style="text-align: center;">y algunas canciones</div><div style="text-align: center;">que hablan de amor…</div><div style="text-align: center;">Tienes la respuesta.</div><div style="text-align: center;">tienes el perdón,</div><div style="text-align: center;">y muchas recetas</div><div style="text-align: center;">de ricos bizcochos,</div><div style="text-align: center;">por eso te quiero!<br />
Querida abuelita…</div><div style="text-align: center;">porque sos mi amiga,</div><div style="text-align: center;"><br />
</div><div style="text-align: center;">porque tú me acunas,</div><div style="text-align: center;">porque siempre tienes</div><div style="text-align: center;">tiempo para mi…</div><div style="text-align: center;">te adoro abuelita!</div>… Y un gran saludo, rubricó mi actuación… era mi sorpresa por ser el día del abuelo, Tú me aplaudías frenéticamente y yo corrí a refugiarme en tus brazos para entregarte una florcita que había traído del jardín de mamá. Y cuando levanté los ojos vi tus mejillas mojadas… eran lágrimas!<br />
-Abuelita, estás llorando? Por qué lloras abuelita? Me apresuré a preguntarte<br />
-De felicidad mi vida. Lloro por ti y por mi, porque te quiero mucho y porque yo también te adoro!! … fue tu respuesta.<br />
Aún hoy las recuerdo con cariño y sin querer se me mojan los ojos de ternura…<br />
Sabes una cosa abuelita todavía hoy… ¡yo te adoro!<br />
Besos<br />
Nune<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh9hAP_h7h0HFoyShrKPWgD7Inpt37cbwBewnvjE2s93j36zaWx1AHoSYsnRId14Gcwqlri8JVohcsHmAMJ-2gcn0YjYjkbyTuscmqgrstCu8QnsNO8Mt3eRcuga2Av9CZWS576dq7UdTpa/s1600/%2521cid_01a901c8e1fe%252413825330%25240100007f%2540casaf8b2763c0d.gif" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" hca="true" height="67" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh9hAP_h7h0HFoyShrKPWgD7Inpt37cbwBewnvjE2s93j36zaWx1AHoSYsnRId14Gcwqlri8JVohcsHmAMJ-2gcn0YjYjkbyTuscmqgrstCu8QnsNO8Mt3eRcuga2Av9CZWS576dq7UdTpa/s320/%2521cid_01a901c8e1fe%252413825330%25240100007f%2540casaf8b2763c0d.gif" width="320" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br />
</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br />
</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br />
</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br />
</div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7742033145241757610.post-90836398201669758002011-09-02T18:20:00.000-07:002011-09-02T18:20:24.824-07:00Ojitos de vidrio... Ninfa Duarte<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEidCCyTA6uJxsgE0OTVsuUZqc_6QFdHsaSS02Qbrf5T_BwVMYRgyjFtYW-rOnyfVUwJi1mSyQmsf1RSuOwj1Z_A1-Ke2WKQ91moJVKs7q-XTdKabR3kjwp4D50xPyXLeK_7VVw0pWltsvoK/s1600/348giew.gif" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEidCCyTA6uJxsgE0OTVsuUZqc_6QFdHsaSS02Qbrf5T_BwVMYRgyjFtYW-rOnyfVUwJi1mSyQmsf1RSuOwj1Z_A1-Ke2WKQ91moJVKs7q-XTdKabR3kjwp4D50xPyXLeK_7VVw0pWltsvoK/s320/348giew.gif" width="320" xaa="true" /></a></div><br />
Recostada frente al hogar, atizando el fuego de vez en cuando, había pasado la tarde entera, sumida en mil pensamientos, tratando de explicar los “por qué” de tantas cosas y acariciando mi propia alma para acallar a los duendes que se instalaron en ella desde aquel día…<br />
<br />
Voy hasta la ventana cuyos vidrios se habían puesto rojizos con los últimos rayos del sol de invierno. Era julio, y triste el paisaje. No por la lluvia, ni por las nubes negras, no era por el frío que me erizaba la piel, ni siquiera por lo gris. El paisaje triste estaba en mi alma, que con sus recuerdos volvía en cada atardecer, y más aún cuando la lluvia me impide salir…<br />
<br />
Embelesada miro el paisaje seco de los árboles de julio, negros nubarrones movedizos, el ocaso lejano, la estancia en penumbra y un silencio pesado dentro del pecho. Llovía también en mi alma dolorida, mientras de mis resecos labios brotaba la misma pregunta de siempre:<br />
<br />
-¿Por qué Señor… por qué lo llevaste?...<br />
<br />
Mi mano inconsciente acaricia el paño amarillo suave, ojitos de vidrio y de nuevo los duendes bailándome dentro; como un leve ensueño flotando en la sala, se me nublan los ojos… de pronto, apenas un murmullo lejano… escucho mi nombre dicho entre sollozos. Fantasía tal vez, o realidad?<br />
<br />
- Mami… mami… dónde estás?...<br />
<br />
-También en el cielo tú me necesitas amor? Murmuro en voz baja, hablando con mi dolor, tratando de impedir que se me escape del pecho el corazón, que cabalgaba alocado.<br />
<br />
No sé si siento o escucho la voz de mi niño que me busca… me llama… A ratos, su tierna risita, cascadita alegre de fino cristal, acaricia mis oídos, erizando mi piel.<br />
<br />
-Dios! Cómo lo extraño! Y siempre estas rebeldes lágrimas que no puedo evitar.<br />
<br />
Intento un diálogo como cimera a mi dolor; un diálogo alado con el más allá, un lugar lejano y desconocido donde mora mi ángel…<br />
<br />
-¿Por dónde pasea tu almita, mi bien? No escucho respuesta, y mi alma se encoge de angustia. Estrecho muy fuerte el osito de paño y le digo al oído con mucha tristeza, toda mi verdad:<br />
<br />
“Ya nunca estaremos muy juntos los tres, para ver el cielo en dulce embeleso, contar las estrellas, reír de la nada, jugar a las nanas, mirar a lo lejos esos nubarrones, la entrada del sol; ni éstas gotitas que hoy distraídas caen hasta mi ventana.<br />
<br />
Un temblor de ave recorre mi cuerpo todo, tiembla en mis manos el osito también. Siento el fresco desde la ventana cerrada, -es una brisa que viene de arriba? , salió de la nada? No lo sé pero está junto a mi…<br />
<br />
Yo susurro al viento: -perdona mi cielo, tú eres mi niño que vienes a enjugar mis lágrimas y a llenar mi alma de dulces recuerdos. A secar los ojitos de vidrio, a darme consuelo, quizá…<br />
<br />
No puedo evitar un ruego : “Devuélvenos hecho serena lluvia, llena nuestras noches de paz, de amor y siembra a tu paso resignación.”<br />
<br />
-Ojitos de vidrio, quédate conmigo un momento más. Dame la tibieza como en otras noches lo hacía él; hazme compañía sólo unos minutos. <br />
<br />
Apreté a mi pecho aquel montoncito de paño, que sintiendo mi abrazo, se arrebujó en mi cuello y cerrando sus ojitos, se tragó un lagrimón.<br />
<br />
La estancia ya estaba en penumbra, la tarde se despidió y el fuego del hogar se estaba apagando.<br />
<br />
Mi corazón de pronto cesó su raudo galopar, quizá el encanto se haya escapado detrás del nubarrón, o quizá mi alma se haya curado de tanto añorar; pero la noche no parecía tan triste ya. Hasta el repiqueteo de la lluvia sobre el tejado tenía un ritmo agradable.<br />
<br />
Un aroma de dulzuras se instaló en la sala, se adueñó de mi alma y me envolvió en un suave manto azul…<br />
<br />
Bajé el osito en la cama que fue de mi niño y me dispuse a dormir convencida de que mi ángel deseaba verme tranquila para poder descansar. Ese día tuve la certeza de que siempre estaría a mi lado… Y ya nunca más nos necesitaríamos, porque Dios se encargó de unirnos en un lazo sublime y eterno… madre-hijo.<br />
<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgUphbJo18hyphenhyphenChhmu0vONcwnjj1WmG6knuQJxfXE-Lo0SbQWBSkQvAn-_9-19DLbj-B3CdxTIuskea3A43v4JYSogmwsQELuSnla5NqSu8Cc55Edla0QgZ92Bynkuz672x7i2eGWoYN9dbT/s1600/%2521cid_003e01ca70d5%2524fc7c7400%25240601010a%2540d0b9e77d59c54b4.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="286" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgUphbJo18hyphenhyphenChhmu0vONcwnjj1WmG6knuQJxfXE-Lo0SbQWBSkQvAn-_9-19DLbj-B3CdxTIuskea3A43v4JYSogmwsQELuSnla5NqSu8Cc55Edla0QgZ92Bynkuz672x7i2eGWoYN9dbT/s320/%2521cid_003e01ca70d5%2524fc7c7400%25240601010a%2540d0b9e77d59c54b4.jpg" width="320" xaa="true" /></a></div><div style="text-align: center;"><br />
</div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7742033145241757610.post-34595157091401580762011-09-02T18:02:00.000-07:002011-09-02T18:02:39.865-07:00El niño y la pelota... Ninfa Duarte<div align="center"><br />
</div><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiDJbERViGUxfCuKrkmHjj72RIJZhwJtZjNStcFZPaakE3fsms1lhy3W0CaJ-NIg696gv7REn-hbZUkZeVR7VezFPdc30ILBlIpKdstzEUl2PIqXpcRahIwZAb0S7vRQAD2IU0hp30KTQMM/s1600/a+la+pelota" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiDJbERViGUxfCuKrkmHjj72RIJZhwJtZjNStcFZPaakE3fsms1lhy3W0CaJ-NIg696gv7REn-hbZUkZeVR7VezFPdc30ILBlIpKdstzEUl2PIqXpcRahIwZAb0S7vRQAD2IU0hp30KTQMM/s400/a+la+pelota" width="400" xaa="true" /></a></div><br />
Colón y Lérida, una esquina como otra cualquiera de nuestra ciudad, con su caserío humilde y su historia repetida…<br />
<br />
En la tarde lila, por la callejuela del barrio pobre, descansaba José Manuel, sentado en el cordón de la vereda, mirando pasar el tiempo con despreocupación. Era domingo de enero, caliente y bochornoso. Una larga siesta se desperezaba sin apuros bajo los árboles de la acera vacía.<br />
<br />
Más allá; casi en la esquina opuesta, jugaba embelesado un niño alegre con su pelota , corriendo tras la ilusión… Era tan linda, tan nuevecita, tan colorida… Soñaba, tal vez, ser un gran jugador, quien sabe…<br />
<br />
El desafiante sol del verano, ponía una caricia amarilla de calor sobre el paisaje tranquilo. La nota de vida estaba en aquella inocencia que corría contenta arriba y abajo, detrás del balón, con una sonrisa feliz pintada en su rostro.<br />
<br />
Jugaba solo y transmitía al mismo tiempo imitando la voz de algún cronista conocido.<br />
<br />
Un pase al costado, otro a la derecha, ahora una picadita y después la chilena: la canchita improvisada se convertía a veces en un estadio vibrante de público y él en medio del equipo gambeteando su destino.<br />
<br />
-¡Qué poco necesita un niño para ser feliz!<br />
<br />
Pero quiso la tarde y su destino que en ese instante, como exhalación, surgiera de la nada el bólido fatídico, negro, cuatro puertas, veloz, cortando el aire… un agudo claxon, el chirriar de frenos, las ruedas que no responden… el niño quedó clavado inmóvil en el pavimento.<br />
<br />
La pelota ignorante de todo, siguió su carrera calle abajo, sin mirar atrás, sin saber que ya nadie la seguía para detener su paso. Su destino redondo lo empujaba más allá del dolor. Era el fin del partido aquella tarde.<br />
<br />
El coche siguió su carrera asesina, sin importarle nada, ignorante de todo. Una estela de polvo enlutado quedó flotando sobre el asfalto caliente mojado de sangre, en la tarde lila, por la callejuela de la muerte.<br />
<br />
José Manuel trataba en vano de encontrar un hálito de vida en aquel montoncito de carne rosada y tibia que temblaba aún entre sus brazos, pero la angustia crecía sin respuesta.<br />
<br />
La dama de la guadaña se lo estaba llevando. Levantó la vista buscando ayuda y encontró a todo el vecindario espantado en torno… y por la expresión de sus rostros se convenció que ya no había nada que hacer.<br />
<br />
En la tarde lila por la callejuela de aquel barrio pobre, lloraban las vecinas y lloraba la madre; un llanto desesperado, cargado de ¿por que’s? de increíble dolor La fatalidad es muda, no tiene respuestas, sólo llaga sin avisar, y se lleva lo que viene a buscar… ahí va silenciosa con un niño en brazos, caminando lenta, rumbo al más allá.<br />
<br />
El pelo revuelto, la sonrisa helada, un hilo de sangre corría de sus labios que hasta hacía un minuto transmitía el partido del siglo, con su vocecita de miel. La corriente fue cortada por una mano invisible, cruel y el partido acabó sin gol.<br />
<br />
Duerme el niño junto a la asombrada pelota, un sueño inocente muy cerca de Dios, rodeado de querubines alados que lo invitan a continuar el juego.<br />
<br />
Afuera, la pálida luna pone un beso de verano caliente, sofocante sobre aquel dolor, arrastrándose lenta y callada sobre el pavimento celestial, en espera del nuevo huésped.<br />
<br />
En la noche morada, por la callejuela, se acerca un cortejo de niños, que silenciosos rodean el ataúd blanco y callado, juntan sus manos elevando una plegaria por el amigo que ya nunca gritará goooool.<br />
<br />
Un ángel… una estrella más en el cielo, una madre más que llora en la tierra, una historia repetida en un barrio repetido.<br />
<br />
Colón y Lérida, una esquina como otra cualquiera de nuestra ciudad con su caserío humilde y sus niños jugando a la pelota en medio de la calle.<br />
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<div align="center"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgkuR7dzhPN1rAftfKI2R6QvweECvthrv77Vaog4ezq5NGfgO7r12WgFuDPsCMgE08V4rUgkGnaDtdJtFX5xg6DmEKU8Ajz-AeBimmS-TY92p2o2WS9Z_nLjd9pV9T74rPznatnRFhv3he9/s1600/%2521cid_8A5CB0F3813E4C61A038E760292791D0%2540pcfrancisco.gif" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="68" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgkuR7dzhPN1rAftfKI2R6QvweECvthrv77Vaog4ezq5NGfgO7r12WgFuDPsCMgE08V4rUgkGnaDtdJtFX5xg6DmEKU8Ajz-AeBimmS-TY92p2o2WS9Z_nLjd9pV9T74rPznatnRFhv3he9/s320/%2521cid_8A5CB0F3813E4C61A038E760292791D0%2540pcfrancisco.gif" width="320" xaa="true" /></a></div></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"></div><div align="center"></div><br />
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"></div><br />
<br />
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7742033145241757610.post-32727370234473801122011-07-02T19:49:00.000-07:002011-07-02T19:49:54.308-07:00Carta a mi madre...<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEieKFOB3a0TwdWmJi6irPDv2O8qyysBpSPqkOEU1gsgI2lo8gpufr3mvWlRwBVp6vMt60-jPHKuQrqAXXHSUQ3f_Rk_POgX9L2l6OCK5u6Trap2P5YVwKuEsTCFFWOsG7AfRBkwzYWOTGv2/s1600/cartas2.jpg" imageanchor="1" style="margin-left:1em; margin-right:1em"><img border="0" height="320" width="253" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEieKFOB3a0TwdWmJi6irPDv2O8qyysBpSPqkOEU1gsgI2lo8gpufr3mvWlRwBVp6vMt60-jPHKuQrqAXXHSUQ3f_Rk_POgX9L2l6OCK5u6Trap2P5YVwKuEsTCFFWOsG7AfRBkwzYWOTGv2/s320/cartas2.jpg" /></a></div><br />
<br />
Para que la leas desde tu morada celestial<br />
Asunción, 15 de mayo de 2011<br />
Querida mamá:<br />
<br />
Has de recordar que aquí en la tierra es el día de la Madre; desde las alturas estarás viendo que los jardines han quedado sin flores para llenar las florerías y engalanar los sitios donde se rinden honores a las Madres. En eso nada ha cambiado, mamá<br />
Por las calles, en las oficinas y en las escuelas no se habla de otra cosa, “el día de la Madre”, ¡qué contrasentido! Yo nunca te escuché decir: “hoy es el día del hijo”, no me diste flores un día, mamá... me regalaste el aroma de tu cariño durante toda tu vida, aún cuando ya no estaba contigo.<br />
¿Pretenden que yo me adhiera al “día de la Madre”?, cuando aún me faltan mil años y llenarlos de dulzuras, para hacer que te olvides de mis desobediencias y mis rebeldías; todavía me faltan mil amaneceres y llenarlos de frescura para apagar el fuego de los ardores con que la vida calentó tu cuerpo; me faltan mil caricias para calmar tus llantos y llenarte de besos después de cada caída, como lo hacías conmigo; cuando aún no he recorrido todos los diccionarios para encontrar la palabra adecuada en el instante preciso, como la tenías tú; cuando aún me faltan mil noches de sueño a tu lado para acunarte por aquellos que amaneciste apoyada en mi almohada mientras la fiebre daba saltos en mi cuerpo enfermo; necesito mil noviembres para adorarte de rodillas porque a riesgo de la tuya, me diste la vida...<br />
<br />
¡Cómo me piden que yo pague tanto amor con una flor cada año?<br />
Madre querida: tú que velas por mi y bendices mi camino, perdona este descontrol, pero mi alma se siente acongojada por las Madres que solo reciben una flor cada año en pago de tanto amor.<br />
Yo en cambio te ofrezco, madre, el nido tibio que tengo en un rinconcito de mi corazón, convertido en altar, para que descanses en él y encuentres el alivio a tu espíritu; allí te encontrarás con ese Dios que me enseñaste a amar, y Él con su infinita bondad y misericordia limpiará tu alma de ingratitudes para que brilles en la estrella más luminosa de ese cielo que disfruto cada noche.<br />
<br />
¡Feliz vida en tu morada celestial, madre querida!!<br />
<br />
Tu hija bañada en llanto porque te extraña cada día más<br />
<br />
NinfaUnknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7742033145241757610.post-64586353439127317682010-07-10T21:21:00.000-07:002010-07-10T21:21:54.199-07:00Barquito de papel... Ninfa Duarte<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiXyhmikkbj2sKh8ufFHVH9gyIdYTKNLjZ4XU2mJkbx1TbPn5tc3oNwhlnV9-Zn2dTAuaPzPw68-S2PrQfeZup0IliRZv74nBi6uURV6hwVo6z5l6Q7O8Fc25zzmNp5bA91FWDrj60vLdVa/s1600/barquito+de+papel%5B1%5D.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="258" rw="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiXyhmikkbj2sKh8ufFHVH9gyIdYTKNLjZ4XU2mJkbx1TbPn5tc3oNwhlnV9-Zn2dTAuaPzPw68-S2PrQfeZup0IliRZv74nBi6uURV6hwVo6z5l6Q7O8Fc25zzmNp5bA91FWDrj60vLdVa/s320/barquito+de+papel%5B1%5D.jpg" width="320" /></a></div><div style="text-align: center;"></div>Con las hojas de diario que papá desechó el día que ordenó su biblioteca; las más lindas, con paisajes coloridos; llena de dibujos y letras grandes. Hice mi barquito de papel, con mucho empeño y gran emoción. Era en buque, sin motor ni timonel, pero hermoso de verdad!<br />
Con crayolas, pinceles, y todo mi orgullo de niña, dibujé una bandera de tres hermosos colores, la corté por los bordes y en el mástil. Con cautela, la instalé, ayudada por un palito de dientes y algo de plasticola. Cuando estuvo terminado, lo miré por todos lados, buscando algún detalle que pudiera agregar. Ya no tenía más tiempo y fui a guardarlo en el desván, como un trofeo lo oculté para que nadie lo viera.<br />
<br />
Conocen ustedes esos momentos en que guardamos en el pecho, un secreto, pensando que todos nos miran porque ya lo descubrieron?<br />
<br />
Yo pasé varios días así. Mirando de reojo a papá y esperando alguna pregunta de mamá, pero sin embargo, iban pasando los días y nada sucedía; para bien o para aumentar mi emoción; hasta aquel día de frío invierno en que papá no me llevó a la escuela porque amaneció lluvioso.<br />
<br />
Escuché a mamá cuando le decía a papá: “no conviene que vaya hoy a clases, se puede resfriar. Yo me encargo de avisar a la maestra. No te preocupes”<br />
<br />
El recuerdo de mi barquito guardado en el desván, me hizo temblar de emoción, y veloz, saltando las gradas de dos en dos, llegué a la buhardilla, sin que nadie me viera. Sorteando las telas de araña, fui hasta el viejo escritorio negro que en otro tiempo era de mi abuelo, tomé el trofeo entre mis manos y volví con él a mi cuarto. Caminando de puntillas; me encerré a esperar el momento adecuado, ¡cuánta emoción!<br />
<br />
Con la nariz pegada al gran ventanal, miraba los hilos plateados que caían en tropel, como si quisieran ganarse unos a otros; el tiempo me pareció una eternidad, esperando que el raudal subiera lo suficiente.<br />
<br />
Justo cuando la lluvia arreciaba, y todos en la casa estaban entregados a sus respectivas ocupaciones, me escapé por el balcón, a escondidas de mamá, y en el río impetuoso que cruzaba de una vereda a otra, mi barquito deslicé. Como si pudiera escucharme, le dije: ¡navega barquito!... navega!<br />
<br />
Volví corriendo al balcón para verlo navegar y… Oh, sorpresa! Mi barquito de papel era más veloz que un rayo! Tan ligero, que nadie diría: no tiene motor!<br />
<br />
Trepé pos las rejas de la ventana para mirarlo, pero era más rápido de lo que pensaba, tanto que el viaje duró apenas unos instantes. Yo lo veía alejarse cada vez más, como deseoso de llegar al mar.<br />
<br />
Pero, en la esquina de mi casa, se juntaban los raudales y formaban remolinos de agua roja y espumante; era como un río vertiginoso!<br />
<br />
Mi navío con su bandera al aire, cruzó la plaza, una calle y otra y otra más…<br />
<br />
Enarbolando con orgullo la hermosa tricolor, dando tumbos y curvitas, todo mojado por debajo y empapado por arriba, con un revoltijo de dibujos y letras de colores; golpeado y maltrecho, buscando el borde, seguía la corriente que lo llevaría “al mar”, en peligrosa posición inclinada como un buque que había sido bombardeado y a punto de naufragar.<br />
<br />
Mi emoción crecía, y al mismo tiempo iba naciendo una decepción, al percatarme que la diversión llegaba a su fin.<br />
<br />
Cuando lo perdí de vista, allá por el callejón, la lluvia estaba cesando, los niños del vecindario uno por uno, ya iban saliendo a las veredas, haciendo bullicio, e invitándose unos a otros para jugar con sus respectivos barquitos de papel…<br />
<br />
Intenté formar parte del grupo, pero me di cuenta que ya no podía. Yo me quedé sin diversión, pues el mío se perdió con mi efímera ilusión de llegar al mar.<br />
<br />
Sólo me quedó un par de zapatos mojados, la camisa remangada y la pálida alegría de un minuto de ensoñación que guardaba entre mis manos apretadas, escondidas en el fondo de los bolsillos de campera marrón.<br />
<br />
Y en la garganta un vacío amargo por la frustración de mi hermoso sueño, que se esfumó apenas al comenzar…<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhm-d3gG19_kjiQJ4ODKdZEVBc3ZcF4ct61r-DGSaLT_l1J3aQ0AWSE71D4TbXQEkQZa0Q-SJhedn5WjOQPYlpqknt-5n11NwnqVzunOG9WYrF2p8gK7njx0qEQlIKtpmdr-8fImNRFf9dv/s1600/barco+de+papel.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="190" rw="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhm-d3gG19_kjiQJ4ODKdZEVBc3ZcF4ct61r-DGSaLT_l1J3aQ0AWSE71D4TbXQEkQZa0Q-SJhedn5WjOQPYlpqknt-5n11NwnqVzunOG9WYrF2p8gK7njx0qEQlIKtpmdr-8fImNRFf9dv/s200/barco+de+papel.jpg" width="200" /></a></div><div style="text-align: center;"><br />
</div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7742033145241757610.post-38371232528809553342010-06-26T08:31:00.000-07:002010-07-10T21:14:26.799-07:00¡Feliz cumpleaños mamá!... NInfa Duarte<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhYGKzWkju0ZqfYk45a2mZNtHRsp7UfMPJzigDopDontzClJ6uemoN0ms0iNF0P1QRxad3G3bL1ev6aQ3n0oN2HYsm2G3zZfYPWb7wf01tQbKU76VUGfEOhD6WldvWls61SzbZykH14Tbu1/s1600/0005.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" ru="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhYGKzWkju0ZqfYk45a2mZNtHRsp7UfMPJzigDopDontzClJ6uemoN0ms0iNF0P1QRxad3G3bL1ev6aQ3n0oN2HYsm2G3zZfYPWb7wf01tQbKU76VUGfEOhD6WldvWls61SzbZykH14Tbu1/s320/0005.jpg" /></a></div><div style="text-align: center;"></div>Tarde de invierno, pero sólo el calendario lo recordaba. Como esas indefinidas tardes de vacaciones. Con un débil sol entibiando el alma, unas ansias antiguas de recorrer distancias y aspirar aire nuevo, para reanimar el cuerpo cansado y darle aliento a mi existencia…<br />
<br />
<br />
Uno de esos momentos especiales, que necesitan tratamientos especiales. De esos que se repiten a cada tanto y que remueven las fibras lánguidas del corazón. Recuerdos de momentos ya idos, pero que dejaron a su paso profundas huellas , pero tiernas, como suaves plumones amarillos, eternizados en el cofre de la memoria .<br />
<br />
Sin destino alguno, iba manejando mi “cachorro” como llamaba a mi pequeño autito. Se deslizaba como abandonándome a mis sueños. El asfalto negro y caliente insaciable parecía devorar las distancias…<br />
<br />
<br />
Miré el velocímetro – 70 km/h, ritmo ideal para deleitarme con el paisaje, llenar mis pulmones del oxígeno verde y fresco e incentivar mi imaginación, que me permitía en ese momento, volver a acurrucarme mimosa en el regazo de mamá. Sólo que esta vez <br />
<br />
la realidad era otra; ella no estaba para recibirme.<br />
<br />
<br />
Esta soledad repetida era tan especial y tan mía.<br />
<br />
El sol en el poniente lejano, pintaba de rojo fuego el ocaso, invitándome a seguir eternamente hacia adelante, hasta encontrar aquel preciso lugar donde se unen el cielo y la tierra.<br />
<br />
Sacudiendo la cabeza, volví a la realidad, sabía que era hora de regresar a casa, pero mis pies estaban adheridos al acelerador y la ruta caprichosa seguía corriendo subyugante en sentido contrario, volviéndose cada vez más negra, cada vez más vieja…<br />
<br />
<br />
Detuve el coche con pereza, a la vera del camino, sin ganas me disponía a regresar entonces aparecieron aquellas estrellitas transparentes en el parabrisas, una tras otra y cada vez más menudas, La tarde se obscureció de golpe y la sombra me tomó entre sus brazos envolviéndome con su aliento tibio de tierra mojada y pasto verde.<br />
<br />
Lentamente como vine, giré y volví para retomar el camino. Aquel sitio era hermoso y no podía dejar de disfrutarlo antes de partir. Di el último vistazo al bello paisaje… era como si la tarde no quisiera morir en aquel rincón del mundo.<br />
<br />
<br />
<br />
La llovizna caía tranquila sobre el campo. Cerré las ventanillas, y un escalofrío recorrió mis venas, no sé si cambió el tiempo o si un duende pasó a mi lado.<br />
<br />
<br />
Mi mente comenzó un viaje al pasado; ¿Cuánto tiempo había pasado desde aquella noche? Ya no lo recuerdo; pero todo es tan parecido! Los mismos sentimientos o parecidos; idénticas circunstancias y la misma llovizna tibia y mansa…<br />
<br />
Recuerdos… la única diferencia es que la vez anterior yo iba sentada en el asiento contiguo -no manejaba como ahora- iba cerrando los ojos en callada oración, y él manejaba, veloz, como siempre, sin palabras.<br />
<br />
Esa tarde el Doctor nos había entregado el resultado del análisis: positivo! <br />
<br />
Y nada más escucharlo, nos dirigimos a Ka’akupe para dar gracias a la Virgen por el maravilloso regalo, después de seis años de espera, Una hija!<br />
<br />
<br />
Recuerdo que caía la tarde cuando regresábamos por la serranía, en silencio como siempre, pero en íntima comunión, Los momentos vividos de inenarrable alegría y ternura, el ocaso rojizo y la suave brisa, hizo que cada cual penetrara en su interior y diera rienda suelta a sus sentimientos, que en aquel instante eran uno sólo. Conjugando ilusión y esperanza.<br />
<br />
<br />
Recién, cuando el vidrio se llenó de estrellitas transparentes, como hoy, nos dimos cuenta que había comenzado llover y nos apresuramos a cerrar las ventanillas. Parecían tardes gemelas, pero separadas por treinta años de olvido. <br />
<br />
<br />
<br />
Tardes en las que la ternura se apodera del alma y la envuelve con su manto de suave dulzura y tímida añoranza… Seguí corriendo…<br />
<br />
<br />
Las primeras luces de la ciudad iban pasando veloces por el costado del camino. Se acabó la tarde, y se acabó el ensueño. Volví al presente recién cuando doblaba la esquina de mi destino final.<br />
<br />
Ya casi llegaba a casa, y me dispuse a completar la jornada, Pasé por la confitería; tenía ganas de tomar una taza de chocolate caliente con facturas recién horneadas para recrear mi alma. El momento se prestaba para ello.<br />
<br />
<br />
Dejé el auto en el garaje y entré a disfrutar del último momento de soledad y ternura. Preparé una mesa para dos, pero me senté sola y levantando la taza humeante y aromática, hice un brindis secreto con el pasado; era 10 de enero de un año cualquiera, lejano y nostálgico.<br />
<br />
Guiñando un ojo al retrato desde donde Guille me sonreía, con una dulce sonrisa, vestida de gala en la noche de sus bodas de plata, le dije:<br />
<br />
¡Felicidades mamá! Quiero que sepas que te quiero mucho y siempre te recuerdo con gran cariño.<br />
<br />
<br />
Hoy agregué una rosa más a tu búcaro preterido y ya son doce. Tantas como los años de tu viaje al más allá, y sin embargo estás a mi lado como antes, como siempre.<br />
<br />
Hoy como ayer sigo sintiendo la misma necesidad de tu regazo…<br />
<br />
¡Feliz cump0leaños mamá!<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgkUqGOuY8JAOlI6VX0AdrRTf7w5BwF9ErMwH-816Pmesi99Wy3BQpCcf-anoEoRHd7kXV2Erw1zghToIK9zZIlfDSgdb9r0-2s1ccCae7M6o_-a6yH3AmntkT37jvw5Z2V7TbJtrddj2FJ/s1600/tomando-cafe.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="150" ru="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgkUqGOuY8JAOlI6VX0AdrRTf7w5BwF9ErMwH-816Pmesi99Wy3BQpCcf-anoEoRHd7kXV2Erw1zghToIK9zZIlfDSgdb9r0-2s1ccCae7M6o_-a6yH3AmntkT37jvw5Z2V7TbJtrddj2FJ/s200/tomando-cafe.jpg" width="200" /></a></div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7742033145241757610.post-45331938307730315942010-06-15T13:46:00.000-07:002010-06-15T13:46:46.752-07:00SOLO POR HOY: La poesía vive...!! Ninfa Duarte<a href="http://raulcelso.blogspot.com/2010/03/la-poesia-vive-ninfa-duarte.html">SOLO POR HOY: La poesía vive...!! Ninfa Duarte</a>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7742033145241757610.post-31462423819250813692009-10-02T16:01:00.000-07:002010-05-28T14:39:47.550-07:00La torta de Pepito... Ninfa Duarte<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj6Gu9PxTtc9sYwc5SrFITASy17ricglqTNyf219eIwjYBs-cmqCYNvqpg9psTjH2RQwq4D6OOPaduxR_ENNEr_mKYzBO8jlyDhYOP-XHngnJ5GkMx8aHowVNenTPH0tTGu7Tkvv-C8Mw_J/s1600/Feliz_Cumple_comentarios38.gif" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" gu="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj6Gu9PxTtc9sYwc5SrFITASy17ricglqTNyf219eIwjYBs-cmqCYNvqpg9psTjH2RQwq4D6OOPaduxR_ENNEr_mKYzBO8jlyDhYOP-XHngnJ5GkMx8aHowVNenTPH0tTGu7Tkvv-C8Mw_J/s320/Feliz_Cumple_comentarios38.gif" /></a></div><br />
<div align="center"><em></em></div><br />
<div><em>Ayer fue el cumpleaños de Pepito, el gordito comilón del “pre”. Su mamá trajo bombones, galletitas, caramelos, las bolsitas de sorpresas. Globos, cornetas y pitos; un cubo de chocolate y cientos de bonetitos, ¡un cumpleaños de verdad!<br />
El aula parecía una bañera llena de burbujas coloridas… los globos llenaban las pareces, las ventanas y hasta el techo. La fiesta estaba hermosa, con música y cantos.<br />
Llegó su papá trayendo la torta; era de chocolate!!. La más hermosa torta que yo había visto en seis años!. Una cancha de futbol con once jugadores. La pelota era un bombón, que al bajar sobre la mesa desapareció en la boca de Pepito, por supuesto! y todo el mundo gritó gooooll!!, la risa fue general, la maestra comenzó el canto y todos la seguimos… Que lo cumplas feliz!! Un coro divino de pícaras voces, algo desentonado, pero lleno de risas sin dientes… bueno de verdad.<br />
Al terminar la canción, la mami de Pepito repartió la torta y comenzó el festín. Todas las caritas inocentes mostrando manchitas marrones en sus mejillas. Rocío, la más pequeñita, tenía chocolate hasta por la oreja, sus manos, su uniforme y en la punta de la nariz; cuando Luisito la miró, estalló en carcajadas, todos los niños la apuntaban con sus deditos sucios y reían sin cesar,<br />
Pepito se puso a observar dejando de lado su torta, que ya iba por la tercera porción. Todos teníamos la cara llena de manchas de chocolate y nos chupábamos los dedos tratando de limpiarlas; otros ensuciaban las mangas fregándose los labios y entre risas y carcajadas, fue pasando la hora.<br />
Abundaban las cachadas, cuando llegó la mamá de Juani y comenzó el sermón: ¡cómo te ensuciaste tanto? … Mira tus manos roñosas!... qué cara tan sucia!... mira tu camisa!... y ta…ta…ta… ya verás cuando lleguemos a casa!… uff<br />
Todos nos vimos de pronto en la misma situación y tratamos por todos los medios de limpiar esas manchitas rebeldes que estaban por todas partes, y cuando más lo intentábamos, ellas caprichosas se agrandaban y pasaban de un lugar a otro, como si se burlaran de nosotros. Iban llegando las mamás y las niñeras; todos los compañeros salían con la cara triste y los oídos llenos de amargos reproches.<br />
Al fin me tocó el turno, vino a buscarme papá, cuando ya estaba acabando la fiesta, bajando mucho la cara y con las manos metidas hasta el fondo del bolsillo, me presenté muy sumiso. Hola papi… Él se paró en la puerta, pegó un vistazo al aula que estaba quedando vacía de niños, pero llena de desperdicios; un verdadero revoltijo de cosas.<br />
<br />
Con una mano muy suavemente me tomó de la barbilla, levantó mi rostro hasta mirarme a los ojos… vi en los suyos el asombro; abrió grande los ojos, se calló un instante tratando de identificar los mapas que había dibujado en mi rostro el chocolate, y estalló en carcajadas.<br />
Al fin pude respirar! Mi papito se acordó que él pasó por lo mismo cuando cumplió seis años… y no pudo regañarme. Nos pusimos de acuerdo, y fuimos a casa de abuelita para borrar los vestigios de tan hermosa fiestita.<br />
Llegamos tarde a casa ese día llevándole a mamá una caja de bombones y por encima del hombro, papá me guiñó un ojo. Nuestro pacto quedó sellado, mamá nunca sabría el secreto de la torta de Pepito, porque yo, de puntillas, por detrás del abrazo de papá. Dirigí mis pasos hasta el cuarto, rápido como un rayo, me despojé del guardapolvo y con la mejor de mis sonrisas se lo entregué a Mary para que lo lavara.<br />
Ya vestido de otro modo, regresé el cuarto de costuras, donde mamá daba puntadas y canturreaba despacito; estampé un beso en la mejilla de mami y con una candidez “insoportable”, suavecito balbucí: me das un chocolate mami?</em></div><br />
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<div></div><br />
<br />
<div></div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7742033145241757610.post-71060860301776030692009-09-02T05:54:00.000-07:002009-09-02T06:37:04.423-07:00Sueño de amor de Liszt... Ninfa Duarte<div align="center"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiXRucF6zf3hZplGw5eoh8OHPfXLGVhYNhe1t61XV3NSPrdbQhzorKOqU6hL-evLPhJz3IFZiry9LKjSlTzjL1NFa7OLThiLcwNqZrLGckwLA7OmL2kg0_LmXCIwCRURybZCL0BYXS_TFN-/s1600-h/!cid_CB0F0D82-A76B-40B8-BE6A-B632FBD58779.gif"><img style="TEXT-ALIGN: center; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 234px; DISPLAY: block; HEIGHT: 320px; CURSOR: hand" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5376855169388002578" border="0" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiXRucF6zf3hZplGw5eoh8OHPfXLGVhYNhe1t61XV3NSPrdbQhzorKOqU6hL-evLPhJz3IFZiry9LKjSlTzjL1NFa7OLThiLcwNqZrLGckwLA7OmL2kg0_LmXCIwCRURybZCL0BYXS_TFN-/s320/!cid_CB0F0D82-A76B-40B8-BE6A-B632FBD58779.gif" /></a><br /><div align="center"><em>Se deslizaban perezosamente mis dedos sobre el teclado amarillo de viejo marfil… “Sueño de amor de Liszt” en mis recuerdos, tristona; mientras yo cerraba los ojos y recorría mi vida en ráfagas de añoranza de aquellos momentos dulces al lado de mi madre.<br />Los años de la infancia y la juventud, vividos plenamente con mis padres y mis hermanos. Una casa donde la palabra de mamá era lección, remedio, caricia y a la vez amiga incondicional, en las buenas y en las malas, con los chicos y los grandes; y papá el apoyo permanente y palabra decisiva al lado de mamá, para dar fuerza a todo lo que ella decidía. Una amalgama de cariño y fuerza, dulzura y sostén.<br />Ella era el eje de nuestras vidas, todo giraba en torno suyo. Nos envolvía en un lazo amoroso e indestructible, que la tornaba imprescindible a todos. La gran mamá!<br />Apretaba la sordina para que las notas no se escaparan por las ventanas, las quería adentro, muy íntimas, solo para los dos… papá y yo. Quería inundar nuestras almas de música para aplacar el dolor que nos embargaba desde la muerte de mamá.<br />Cada vez que llegaba al “trino”, tenía que repetir, porque tropezaban mis dedos; muchas veces sucedió así. Como si estuviera viendo la media sonrisa de papá cuando me decía “ese es el trozo que más me gusta”. Pienso que lo hacía para que yo no me sintiera tan mal por los repetidos errores.<br />Él escuchaba una y otra vez con la vista perdida en algún lugar lejano del horizonte, mientras balanceaba suavemente su cuerpo en la mecedora. Eran momentos muy suaves e intensos a la vez, pero muy tristes.<br />Mozart, Chopin, Beethoven, se paseaban todas las tardes por la amplia sala de la casa paterna, para entronizar la tristeza en nuestros corazones y poner crespones negros por las ventanas, al tiempo que pintaban las paredes con suaves sonatas y rapsodias, con dulces preludios o complicadas sinfonías, que muchas veces fueron cortadas por las lágrimas.<br />Desde hacía tres meses, todos los atardeceres eran idénticos. Como si quisiéramos eternizar un tiempo que se deslizaba de nuestras manos y estaba cada vez más lejano, pero no por ello, menos doloroso.<br />La añoranza se viste, muchas veces, con trajes increíbles y extravagantes, como éste que vivíamos cada tarde mi padre y yo.<br />Nos habíamos quedado tan tristes cuando ella falleció, que optamos por refugiarnos en el teclado cada tarde para ahogar la añoranza… más ésta flotaba.<br />Mi hermano nos visitaba algunas tardes, pero siempre se despedía diciendo: no pueden seguir así. Ni siquiera a mamá le hubiera gustado lo que está pasando con ustedes. Tienen que tratar de superarlo.<br />Hasta que llegó el verano, y con él, las vacaciones. Un día, sin haberlo pensado mucho, sucedió algo muy bueno; la invitación surgió de parte de mi hermano y su familia. Los niños terminaron por convencer a papá. Laurita, la más pequeña, se trepaba en sus rodillas y le llenaba de besos mientras repetía: di que si abuelito?... di que si?? Hasta que papá cedió.<br />Nos trasladamos a Ca’acupé, a la vieja casa de campo de la familia. Los primeros días estuvimos muy ocupados, limpiando y arreglando cosas. Salíamos de compras con mi hermano y sus hijos, mientras papá visitaba a los vecinos y amigos. En fin, el trajín nos hizo olvidar de la rutina.<br />Terminábamos el día, cansados, laxos y ya sólo pensábamos en dormir, En ningún momento sentí deseos de acercarme al piano, es más, papá no me lo pidió desde que llegamos. Esa es una buena señal, me dijo un día Víctor, mi hermano.<br />Sentí un alivio, ya que aquella rutina no constituía una cura para el corazón, dolorido de papá, y tampoco lo era para mi; pero me había acostumbrado a ella y me costaba abandonarla.<br />Llegó el cumpleaños de papá y mi hermano le regaló una hermosa caja con caballitos de marfil, “un juego de ajedrez”. Papá quedó muy feliz y desde ese día nos turnábamos para tratar de ganarle el juego, pero nadie lo había conseguido. Los chicos le llamaban “campeón”, y él por primera vez después de mucho tiempo, reía con ganas. El tratamiento estaba dando buenos resultados. El ánimo de papá estaba cambiando notablemente.<br />Una tarde se acercó mi hermano y me dijo: ya las vacaciones están terminando, una cosa quiero pedirte, por tu bien y el de papá. Cuando regresemos a Asunción, no empieces de nuevo con aquella rutina de los conciertos vespertinos. Puede convertirse en una obsesión y después será más difícil volver atrás. Papá está mucho mejor y mamá te lo agradecerá, piénsalo.<br />Siguió a sus palabras, un largo silencio, interrumpido los Laurita que entraba corriendo a la sala seguida por su hermanito y gritándome: tía… tía… Luis me quiere pegar!<br />Era el empujón que faltaba, yo entré en razón, al darme cuenta que en la vida había muchas cosas en torno mío indicándome que ella continúa su rumbo y que tenía cosas importantes en que ocupar mi tiempo. Tomé en brazos a Laury y salí con ella al patio, donde comencé a planear ni vida y la de papá de tal modo que no sobrara aquel momento libre por las tardes.<br />Después de aquellas vacaciones, nuestras vidas siguieron muy unidas, pero tomaron un rumbo diferente; todo cambió para bien. El recuerdo de mamá era algo que no podríamos ocultar, pero se volvió tranquilo y tierno. Ya había tomado su sitio dentro de nuestras vidas.<br />Hasta mi hermano y su familia sintieron la diferencia, porque las visitas menudearon y nuestras relaciones mejoraron muchísimo. Papá consiguió un compañero de juego para desquitarse en el ajedrez; un vecino a quien tenía un aprecio muy especial y con el que se pasaban tardes enteras compitiendo. Una verdadera tabla de salvación.<br />Ahora sólo me acerco al piano cuando en las tardes lluviosas la nostalgia golpea a mis puestas y se desliza hasta acomodarse entre las teclas del viejo piano. Pero, el recuerdo de mamá sólo se pasea entre nosotros y luego se va a ocupar el lugar de las memorias más bellas de nuestras vidas. Y desde allí nos envía una hermosa sonrisa de aprobación.<br />Hasta los recuerdos más queridos tienen su dosis de dolor antes de instalarse donde vivirán para siempre. </em></div><div align="center"><em></em> </div><div align="center"><em><strong><<<>>></strong></em></div><div align="center"><em></em> </div><div align="center"> </div><div align="center"><em></em> </div><div align="center"><em></em> </div><div align="center"><em> </div></em></div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7742033145241757610.post-11996519709019902802009-08-28T13:41:00.000-07:002009-08-28T13:48:12.881-07:00Carta a mi padre... Ninfa duarte<div align="center"></div><br /><div align="center"><img style="TEXT-ALIGN: center; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 302px; DISPLAY: block; HEIGHT: 320px; CURSOR: hand" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5375118553255374306" border="0" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh2OZzHVklWGfC4GZskNZZIUELeOIzBWDjb2yiUrhYSIbUWJdtOW4U3SiLJVunFnlyeqkG9V-5YGMTMAD7PzML29bZPk75JDHBXDiZmSzxV-7N03XFkyko_bN052ufB2ujfsGXEgCn4hLGi/s320/!cid_02c401c8cdea%24ac73ca10%244e09970a%40casaf8b2763c0d.jpg" /><br /><em>En tu recuerdo querido papá y como homenaje póstumo, estoy tratando de pegar en estas páginas, los trocitos esparcidos de un pasado que no termina, a pesar del tiempo implacable y el olvido que acecha en cada esquina.<br /><br />Este será un bosquejo del retrato de “Tata”, simplemente; amigo y compañero, poseedor de una dignidad sin aspavientos; sencillo, noble y generoso. Así es como te veo siempre. Estas son letras que nunca leerás, pero que servirán para reunirnos y recordarte con ese infaltable moñito negro al cuello o el pañuelo de seda en el invierno, acompañando tu risa franca y abierta, contagiosa, de quien aprendió, andando la vida, a aplastar sus desengaños con limpias carcajadas.<br /><br />Son mis palabras unidas a las tuyas las que irán mostrando al mundo el perfil de “Un hombre-amigo”, que fue mi padre, pepitas que como pequeñas estrellas remedando lámparas de ninfas lloronas, irán buscando en la oscuridad de mil memorias, atisbos del pasado, para traerlos hasta este presente de orgullo filial y herencia de justicia; de noblezas y recuerdos mojados en llanto.<br /><br />En estos días, papá, he estado apartando recortes que te nombran y me sonríes desde las páginas amarillas de viejos periódicos; sobre mi mesa de trabajo, te veo como unos años atrás y me acompañas en este sueño…<br /><br />He decidido dictar Cátedra sobre Ciriaco, desde donde retumbará el eco de tu lucha en bien de la clase obrera paraguaya y te desbordarás (como lo hacías) impetuoso y libre cual manantial inagotable, en palabras que estoy aprendiendo a pronunciar.<br /><br />El día que callaron las sonatas del viejo piano de nuestro humilde hogar y se vistieron de luto las corcheas… ese día tu voz enérgica se elevó por sobre los silencios para dictarme palabras con que construir este retrato hecho de recuerdos a medida que se iban hilvanando las estrellas… entonces, mis ojos se aguaron y me obligaron a esperar.<br /><br />En estas entrevistas, que hoy vuelven a mi, muestras tu estirpe de caballero y tu elegancia de expresiones justas, prudentes, pero directas y contundentes, mientras se reviven momentos grandiosos que ya son parte de la historia.<br /><br />¡Ciriaco, pese a quien pese… eres Historia!<br /><br />“El viento arrastra las palabras sin dejar huellas” me decías, “Las verdades debemos gritarlas mirando de frente, olvidando los tiempos de miedos callados, aunque nos lleguen muy delgadas las brisas de justicia”…<br /><br />¡Cómo olvidar estas enseñanzas papá? Por eso las estoy imprimiendo para resguardarlas del viento y el olvido.<br /><br />Hoy mis palabras enredadas solo sirven para alimentar el fuego del amor familiar que venera tu nombre Ciriaco… porque hemos jurado contar a nuestros hijos, tus nietos, la medida del líder que fuiste en vida. No sé si lo lograré, pero intentarlo es para mi un desafío.<br /><br />Te pido mil perdones por intentar minimizar tu imagen hasta convertirla en garabatos; mira sólo, papá, el gran amor de que van impregnadas y verás entrelíneas el mundo mágico y honrado que aprendí de ti.<br /><br /><br />Con amor<br />tu hija Ninfa</em></div><div align="center"> </div><br /><div align="center"><em></em></div><img style="TEXT-ALIGN: center; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; DISPLAY: block; HEIGHT: 71px; CURSOR: hand" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5375119152114226482" border="0" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhrsJiGm6foYzQME4UmIQM3Uwevtrbi4r0kIRlodya8JMi7ZWqWInauyu4dHzKmwUEmJD1LshjMcITwyyiVDd5kRTzLFOjDh0BNXhcpymGY7fAKO1j1ebCXOmigX9Nf0nXdOMgBPqBoua6E/s320/!cid_007301c580ed%24dc820480%2409000a0a%40ninfa.gif" /><br /><div><em></em></div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7742033145241757610.post-23734750629968474852009-08-03T17:25:00.000-07:002009-08-03T17:34:10.417-07:00Barrilete al viento… Ninfa Duarte<div align="center"><br /></div><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhGhT5fuE9MjYg5MgAo47ucbIDO6JFD2fgF_SzxEyKV5-gYm_Z3jGQuTLlC4vjjEDIoWhAXzdjeecsjC7GWlbnCgFQKJ35fkHL_HZY6hx7wX3Vkg4QMmUXbkkzZnVMebfmWpHFnqHUAsuzZ/s1600-h/barrilete.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5365899342751517970" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 294px; CURSOR: hand; HEIGHT: 356px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhGhT5fuE9MjYg5MgAo47ucbIDO6JFD2fgF_SzxEyKV5-gYm_Z3jGQuTLlC4vjjEDIoWhAXzdjeecsjC7GWlbnCgFQKJ35fkHL_HZY6hx7wX3Vkg4QMmUXbkkzZnVMebfmWpHFnqHUAsuzZ/s320/barrilete.jpg" border="0" /></a><br /><br /><div><em><span style="color:#c0c0c0;">Tarde calurosa y húmeda de llovizna impertinente; de las que me ponen frente al teclado para derramar palabras y ensuciar esta pantalla… dulce compañera!<br /><br />Un tiempo atrás... y no recuerdo porqué circunstancia, escribí un poema al que le puse por Título: “Barrilete”.<br /><br />Hoy estuve releyendo, dejándome llevar por los versos y volvió a mi “esa sensación de sentirme barrilete”. Es un simple montoncito de letras, casi sin importancia literaria o poética, pero es, como tantas, un exponerme en vivo llevada por mis sentires… Soy barrilete…<br /><br />Los niños de mi tierra preparan sus barriletes con retazos de papeles coloridos; la llaman “pandorga” y una vez terminadas, corren con ella por los patios baldíos y las pandorgas levantan vuelo… Cuando están allá arriba el dueño de ese sueño, se sienta y no le saca los ojos de encima y sonríe… siempre sonríe.<br /><br />Es una alegría inocente, es la concreción de un pequeño sueño… volar!!<br /><br />Es como una corriente de simpatía entre el hombre y su creación; pero el pobre barrilete “juguete del viento” tiene que cabecear, dar coletas, subir a lo alto y de allí caer en picada… toda una odisea, tirada desde abajo por un cordón al que el niño da estirones o sede aflojando, según sus movimientos; y desde arriba: el viento, que viene del este y rota hacia el norte y luego viene del sur… en ariscos movimientos, nunca son voluntarios los movimientos del cometa…<br /><br />Pobre barrilete! Sin voz para comunicarse, sin pies para ir donde él quisiera, sin manos para defenderse, sin poder decidir su propio camino, sin destino, sin futuro…”Juguete del viento”… juguete!<br /><br />Hoy, que la llovizna está mojando la tarde, y deja mi alma sin voluntad de seguir… de nuevo siento esa terrible sensación de sentirme Barrilete…<br />Juguete del viento… juguete del destino…</span></em></div><br /><br /><br /><div></div><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5365900002141177234" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 71px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhkwk28R2FGDL6zV4mLHx0V1DsyE0-o9F675f-ieiwMGZRxPWlHZuDBLl9JVFfbI5mp2A8JQplw2nbop7JAQhdld2yBZoJHkv7q16GnN_gkkKnv0EsmNVz_5VZeVScT1x9PW8X27hbdsweG/s320/!cid_007301c580ed%24dc820480%2409000a0a%40ninfa.gif" border="0" /><br /><br /><br /><div></div><div> </div>Unknownnoreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-7742033145241757610.post-49819236125483584072009-07-07T12:42:00.000-07:002009-07-07T13:04:31.337-07:00La visita de un ángel... (Ninfa Duarte)<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhuIY_kwABdkFvA7xe7FSZlljPPIIBc2JVLSDB0NcSSTexpjV-WJzYM2pm_H8iMrY2qRy29CTVZdasKei1rWAVqRKWc6_9CLx6PFLbxIYb8QJ4Rb_4MUA1zShpc4jfC3ow7NRqAv2zVIcaY/s1600-h/castillo+de+arena.jpg"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 320px; height: 207px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhuIY_kwABdkFvA7xe7FSZlljPPIIBc2JVLSDB0NcSSTexpjV-WJzYM2pm_H8iMrY2qRy29CTVZdasKei1rWAVqRKWc6_9CLx6PFLbxIYb8QJ4Rb_4MUA1zShpc4jfC3ow7NRqAv2zVIcaY/s320/castillo+de+arena.jpg" border="0" alt=""id="BLOGGER_PHOTO_ID_5355808223040550610" /></a><br /><br /> <em>Había estado soportando unos días de intenso calor en la ciudad, y los nervios estaban a flor de piel. No sabía por qué, pero en la oficina, yo callaba un largo y tenso silencio o discutía por todo; era como una bomba a punto de estallar.<br />Nada parecía estar en orden. Como si un manto eléctrico se tendiera sobre mí, como cuando se espera algún acontecimiento importante o bien, algo está sobrando por el entorno.<br /> .......Estaba ya en la segunda semana de supuesto descanso – vacaciones- y nada había cambiado. Llegué a orillas del mar para espantar la morriña y no lo estaba consiguiendo, seguía molesta por todo.<br /> La noche pasada fue terrible, no logré conciliar el sueño. Pensé que sería a causa del calor húmedo, el mal tiempo, los mosquitos, o el ruido de afuera. Pero lo cierto, es que seguía con mis nervios muy tensos.<br /> A la hora del desayuno, todo pasó en el mayor silencio. Maura, que me conocía muy bien, hizo todo en la mesa como para agradarme, yo lo noté, pero no abrí la boca para agradecer. Mi humor no había mejorado para nada.<br /> Al levantarme sólo dije, voy a dar un paseo por la playa. En vacaciones siempre ocupábamos el pequeño chalet que fuera de mis padres, a orillas del mar, en Río das Ostras, a 90 Km. al norte de Río de Janeiro. Una pequeña población de pescadores. El sitio ideal para olvidarse de los problemas de la gran ciudad.<br /> Para mi, siempre fue un verdadero placer dar largas caminatas por la arena lentamente, en las mañanas antes de salir el sol, bordeando las aguas y aspirando profundas bocanadas de aire fresco, con olor a pescado que servía para desintoxicarme y luego un chapuzón en el mar, para volver a casa contenta.<br /> Era sábado y había amanecido gran cantidad de carpas tendidas en la playa. Siempre era sí, los viernes a la noche, llegaban los grupos de bañistas y se adueñaban de las orillas.<br /> La algarabía era total, los mayores trabajaban para dejar lista sus tiendas de playa y los niños correteaban por la arena recolectando conchas y caracoles, que luego los comparaban y reían a grandes voces.<br /> Me quedé mucho tiempo entretenida observando ese trajín cuando sentí que el sol estaba haciendo de las suyas en mi rostro y me puse a caminar lentamente tratando de despejar mi mente.<br /> Noté al poco tiempo, que una calma increíble se adueñó del paisaje, hasta las olas del mar parecían haberse diluido en la arena sin hacer el menor ruido.<br /> No me había percatado que a lo lejos, en el horizonte amarillo, se había formado una franja roja y gris, que se ponía en movimiento hacia la playa. A medida que avanzaba, nos enviaba una brisa fresca muy agradable.<br /> Los cambios de tiempo a orillas del mar suelen ser inesperados. Ya había llegado a una curva bastante alejada del lugar donde se encontraba la casa, y<br />antes de que pudiera reaccionar y volver, ya la llovizna estaba regando la playa con sus grandes gotas calientes y me obligó a acelerar el paso para ponerme a resguardo.<br /> Miré hacia el mar y la cortina gris era tan espesa que no reconocí el paisaje, que hasta unos minutos atrás era todo verde y amarillo; se había cubierto de un espeso manto mojado, ocultándolo todo; quedé ensimismada contemplando aquel fenómeno. No era nuevo para mi, pero siempre tenía un matiz diferente, un misterio cada vez más profundo.<br /> Unos minutos apenas duró el chubasco, pero suficiente para apagar el fuego que calentaba la arena, y la nube pasajera ya corría veloz hacia otras playas.<br /> Los niños fueron los primeros en reaccionar y salir de nuevo a ocupar la playa y sus gritos llenaron la mañana de aquel lugar ocupado por pescadores y bañistas, deseosos de pasar un lindo fin de semana.<br /> Tanto fue mi embeleso, que había quedado sola, quieta, mirando el vaivén de la gente desde bajo aquel árbol que me sirvió de cobijo.<br /> Una tierna vocecita me sacó del desconcierto, mientras tomaba mi mano, decía: “¿quieres ayudarme a construir un castillo de arena?” Y tiraba mis dedos como suplicando que no me negara.<br /> La miré con un poco de curiosidad y ya mis pies iban tras ella hacia la playa. Al rato me encontré arrodillada en la arena mojada escarbando de aquí, amontonando por allá, ayudada por la niña, hablando y riendo como no lo había estado haciendo desde mucho tiempo atrás.<br /> Era como si hubiera retrocedido un montón de años, hasta aquella época en que pasaba días enteros con mis hermanos construyendo castillos de arena en el mismo sitio que hoy, sin preocuparnos por la hora, ni por el quebranto de mamá, ni por la gente que muchas veces nos rodeaban para admirar nuestro trabajo.<br /> De pronto me encontré jugando con deleite y disfrutando del momento hasta el punto de olvidarme que acababa de cumplir 36 años, desbaratar un matrimonio de 9 años y salir apenas de un problema delicado de salud, que había desembocado en una intervención quirúrgica, de la que apenas me estaba reponiendo. Casi todo al mismo tiempo, en menos de tres meses y quedó como saldo un gran dolor de cabeza, varias cuentas que enfrentar y para colmo, sola.<br /> Otros niños se acercaron para admirar la obra de arte, pero la amiguita que me estuvo acompañando, la misma que me suplicó que la ayudara, se había cansado y sin decir palabras se alejó del lugar. Una actitud típica de los niños.<br /> Me sentí ridícula de pronto sentada allí sola, moldeando la arena. No supe qué decir, a quienes me rodeaban. Sólo atiné a invitarlos a que me ayudaran. Y un rato después, hice lo mismo que había hecho mi amiguita.<br /> Tenía la mente bien despejada y el alma quieta, casi tibia. Una sensación de paz me invadió en el trayecto de vuelta a casa. Demoré el paso tratando de encontrar con la mirada a la niñita pero no lo conseguí.<br /> En el fondo, pensé que fue un ángel que vino a sacarme de aquel marasmo en que estaba estancada desde hacía varias semanas. Sí, un ángel encarnado en esa bella niña de rizos dorados y ojos azules como el mar...<br /> Suspiré profundamente antes de entrar, como queriendo dejar afuera de casa hasta el último atisbo de morriña y me sentí tan liviana que hasta tenía ganas de cantar. <br /> Un ángel me había visitado aquel día para apagar el fuego que ardía en mi pecho, y llevome de paseo hasta mi alegre niñez sin prejuicios y sin quebrantos... Y ciertamente lo había logrado. El agua salada y en aire fresco de los días que siguieron hicieron el resto.<br /> Pasé todo el resto de mis vacaciones paseando por la playa y nadando cada mañana… Nunca encontré a la niña de los rizos de oro y ojitos azules como el mar. Al cabo de una semana volví a mi rutina, ciudad y oficina… pero venía tranquila, preparada para enfrentar cualquier problema. El ángel me ayudó a entender que cada tiempo trae su propio quebranto y que debemos afrentarlos de a uno, sin martirizarnos. </em><br /><br /><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjvrBJ9fHkG5UcBixFU60r4oSDmazKCe9tCEacjAgYPS53Vn2RypTINk7g3d1Z5fSaU6qdJMuUzRmFm26Ok3tMrnIeyUVpsab9TN0_vsWm_pp7JJssQn0cGzMkZ2BrWxkSx874wRVaaKaVm/s1600-h/!cid_007301c580ed%24dc820480%2409000a0a%40ninfa.gif"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 320px; height: 71px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjvrBJ9fHkG5UcBixFU60r4oSDmazKCe9tCEacjAgYPS53Vn2RypTINk7g3d1Z5fSaU6qdJMuUzRmFm26Ok3tMrnIeyUVpsab9TN0_vsWm_pp7JJssQn0cGzMkZ2BrWxkSx874wRVaaKaVm/s320/!cid_007301c580ed%24dc820480%2409000a0a%40ninfa.gif" border="0" alt=""id="BLOGGER_PHOTO_ID_5355809515990256914" /></a>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7742033145241757610.post-22367887485970163552009-07-06T09:55:00.000-07:002009-07-06T10:16:42.434-07:00Tardecita caliente… (Ninfa Duarte)<div><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhPG9soOryQiETwIC9YdOBtXVF8hNjvWQmLEzR_VK3OGiUPxWlkmncgPYOo65cU76qZgqcNA3Gu0SKvTlvgsqFQy8b1JuQL5xgx00gpQNKd-DnLhp5m-lcjagpLxsR_WV7xqcKhsJSfMCz-/s1600-h/rancho2.bmp"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5355394712001015218" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 216px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhPG9soOryQiETwIC9YdOBtXVF8hNjvWQmLEzR_VK3OGiUPxWlkmncgPYOo65cU76qZgqcNA3Gu0SKvTlvgsqFQy8b1JuQL5xgx00gpQNKd-DnLhp5m-lcjagpLxsR_WV7xqcKhsJSfMCz-/s320/rancho2.bmp" border="0" /></a><br /><em><span style="color:#c0c0c0;">Febrero, tardecita caliente, callada y seca; la voz apagada y ronca de mi abuelo comenzó diciendo… esto me hace recordar otra tarde perdida en el ayer…¡Tantas tardes Dios mío!<br /><br />-Cuenta abuelo, lo que recuerdas… dije trepándome a sus rodillas.<br /><br />-Era una tardecita caliente, bajo el añejo tajy con su vestido de color violeta. Una cigarra bullanguera que anuncia las sandías, llenaba los ámbitos con su chirriar agudo, penetrante, profundo de verano y sed.<br /><br />Todas las tardes del Chaco auténticamente paraguayas, son parecidas para los hermanos labradores, - sabías? Una fusión de colonos europeos e indígenas autóctonos- resignados, austeros, con sus cansancios rebeldes, sus esperanzas fallidas, su agreste belleza y su candor campesino.<br /><br />Aquel chirriar, que representaba el llanto de la madre naturaleza; un gemido agudo y triste, pidiendo agua para enfriar la tierra ardida y alimentar las raíces sedientas del plantío de sésamo cercano. Insistía una y otra vez la cigarra; su cantar sonaba a letanía; desolada, monótona; aquella canción quejumbrosa del atardecer seco y lejano, llena de presagios; de pronto calló; el silencio cayó sobre el paisaje mediterráneo, sobre las espaldas del labriego que oteaba la noche.<br /><br />El silencio fue metiéndose en las casas vecinas, en el camino amarillo y caliente, en el montecillo cercano convertido en esqueletos. Al rato parecía que todos se habían dormido en ese mundo olvidado, esperaban tensos algo indefinido. Silencio de espera…<br /><br />La figura chorreante y encorvada, sentada a la sombra agujereada del tayy, con la guampa, vieja confidente, entre las manos crispadas de espera angustiosa, miraba aquella línea donde termina la tierra y comienza el cielo –horizonte de esperanza- Tenía seca la mirada de tanto mirar la nada; tenía seca la boca de callar su calma y su callada porfía.<br /><br />Allá estaba el poniente rojo, caprichoso, desafiante; sin nubes, sin viento, como en rebeldía permanente con el destino de aquella pobre y solitaria aldea.<br /><br />La bola de fuego roja y amarilla, en el ocaso caliente, se escondió lentamente y las primeras sombras moradas del crepúsculo se arrastraron sin ganas sobre el plantío tristón, mudo, encorvado, sediento de espera; sobre el hombre sentado en actitud de oración, de sumisión, de entrega a la tierra amada.<br /><br />Todo era quietud... ni un solo parpadeo del hombre; como si cualquier movimiento pudiera interrumpir aquella corriente de comunicación entre la sombra y su creador; un ruego lastimero, un suspiro apenas. Era un juramento, un acto de fe hacia la naturaleza que a pesar de todo, formaba parte de su vida, era él mismo.<br /><br />No sé cuánto tiempo duró aquel silencioso monólogo célico con el cuerpo estremecido; una hora, tal vez; o un siglo... cuando de pronto; un fogonazo amarillo y blanco en el horizonte lejano, una luz de esperanza, acompañado de un estampido de gloria, se arrastró perezosamente hacia el este como murmurando su enojo. La palabra “esperanza” tenía significado para el hombre en aquel preciso instante.<br /><br />Con los brazos en alto, dio un gracias silencioso al Dios de las cosechas, infinitamente generoso. Sonrió apenas, extendió sus brazos musculosos en un gesto de abrazar la vida, que caía ya en aisladas gotas calientes sobre el sembradío cercano. Su vida, su alimento, su andar estaban en juego en ese momento.<br /><br />Entró al rancho, puso el sombrero piri en el clavo que siempre lo esperaba y fue a sentarse en el viejo camastro, que lanzó un crujido monocorde al sentir el peso de su dueño sobre sus cuerdas gastadas... y se dispuso a dormir una noche tranquila, llena de ilusiones, diferente…<br /><br />Pasó una hora, que pareció un siglo; despertó sobresaltado por tanto silencio y notó que aquella insipiente esperanza abortó antes de la media noche. Cada vez se hicieron más distantes los lampos y los truenos; y esa calma que se cernía de nuevo sobre el rancho, lo puso tenso como las cuerdas del arpa, y lleno de culpas, como si el tener esperanzas fuera un pecado.<br /><br />De un salto se puso de pie en medio del cuartucho oscuro, cerró el puño de impotencia y golpeó el horcón de madera que le servía de perchero en medio de su pobre rancho.<br /><br />Había soñado un mañana luminoso, lleno de ilusiones, de trabajo fructífero, de mieses el flor; y resultó una noche más de desilusiones, de larga espera, se sudor y llanto...<br /><br />Este es el vivir cotidiano del hombre que ama la tierra y se entrega a la tarea más noble y hermosa, exprimirle hasta sacar de ella el pan para sus hijos; tienen nombre, son reales y viven en el Chaco paraguayo... y se hizo un largo silencio.<br /><br />- Fue aquí mismo abuelito?<br />- Si, mi niña… y fui yo mismo. Y su voz sonaba a lejanía, a recuerdos tristes, a esperas. </span></em></div><em><span style="color:#c0c0c0;"></span></em><br /><br /><p><em><span style="color:#c0c0c0;"><br /></p><br /><p><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5355395184147427666" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 71px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiPijjKwUNUaZP9KoNXtNJ4Bu_70FqMcy_ivA-Fk0rGv2ok4-dqj6FS4jKZs6ch3X-JujrY0OO5R_DRQZh0JQevfxa0YnTyT3lpUUz1hz_enE1_en9qOqid-dIJPoybeELW2tGNoESgdPUl/s320/!cid_007301c580ed%24dc820480%2409000a0a%40ninfa.gif" border="0" /><br /></p><br /><p></span></em></p>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7742033145241757610.post-35713793312182900112009-07-03T12:50:00.000-07:002009-07-06T10:10:47.340-07:00La casa paterna... (Ninfa Duarte)<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi0U9ShU9O2ASrHA5ZReCN_NUCtWXhH8NpRI46Z4ggD5xMbNrxQKKVpWKQeRzQMrOFmvn1ixu50MB7bPEeWAmWGJICM4slVhBnSKVsOxssj1E7ETPe6Xg-cign9l0FiYiF1dVKq37jjsbiY/s1600-h/!cid_04f001c9d8b8%241ea63180%246501a8c0%40windows16a2be7.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5354324438488620690" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 320px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi0U9ShU9O2ASrHA5ZReCN_NUCtWXhH8NpRI46Z4ggD5xMbNrxQKKVpWKQeRzQMrOFmvn1ixu50MB7bPEeWAmWGJICM4slVhBnSKVsOxssj1E7ETPe6Xg-cign9l0FiYiF1dVKq37jjsbiY/s320/!cid_04f001c9d8b8%241ea63180%246501a8c0%40windows16a2be7.jpg" border="0" /></a><br /><em><span style="color:#c0c0c0;">Verano, vacaciones y añoranzas, van siempre unidos en mis recuerdos. Los días de enero son casi sinónimos de soledad, son mi tiempo de entrar en mis adentros; a la inversa de lo que sucede con los niños de mi país, para ellos es tiempo de diversión.<br />Desde que no tengo niños, mi vida se desliza lenta y vacía de gritos, pero llena de recuerdos queridos. Algunos alegres, pícaros otros, melancólicos los más.<br />La historia que hoy rescaté de mi gastada memoria, tiene matices de un pasado no muy reciente, pero vivido con mucha intensidad. Son parcelas de mi vida que no quisiera olvidar, suspiros de mi alma que me agradaría retener muy bien guardados en algún rinconcito, tibio que puede ser tu corazón.<br />La melancolía del verano en la ciudad, dirigió mis pasos aquel día, hacia la blanca casita que fuera de mis padres, que tras la muerte de ambos, había quedado vacía, triste y solitaria. Yo nunca la volví a visitar.<br />Pero esa tarde mi alma estaba hacha un ovillo y necesitaba con todas mas ansias estar a solas en aquel lugar de mis recuerdos infantiles . tan bellos y lejanos en el tiempo pero nuevos en mi mente- para hablar con los duendes que vienen cuando los dueños se van.<br />Dicen las abuelas que el espíritu de los muertos quedan por mucho tiempo rondando los lugares queridos por donde habían vivido, llamándolos, extrañándolos, impregnando el lugar con su presencia y su amor… eso dicen.<br />Aquella presencia invisible pero tibia y acogedora, era lo que estaba necesitando para aplacar mi ansia de compañía y ternura.<br />Me recibió la estancia en penumbra y un vaho raro impregnado de eucaliptus; mamá siempre los tenía distribuidos por los pasillos en sendos búcaros, o en las habitaciones para mejorar el ambiente, lo recordé en ese momento.<br />Crucé una, dos, tres habitaciones sin detenerme, hasta abrir la puerta trasera que daba al pequeño patio; salí al corredor para aspirar en aire fresco de afuera.<br />El patio pequeñito estaba vestido de silencio y hojarascas de nogal; silencio de risas, de ternuras, de alas, de amor… silencio de ausencias que es como decir añoranzas de esperar en vano. Una quietud infinitamente dulce, que me subió a la garganta, se instaló ahí toda la tarde para inquietar mis latidos.<br />La casita humilde del barrio obrero, hoy está desierta de los consejos de papá, las canciones de mamá, los rosarios de la abuela y las risas infantiles. Sólo el señor silencio se pasea perezoso por los cuartos. Silva bajito, se queja tal vez; da vueltas y más vueltas buscando la tibieza de los que ayer la habitaban y que en las tardes apacibles, le brindaban un poquito de calor.<br />Miré el cuarto desde ese lugar , me dio la sensación de que estaba esperando la llegada de mamá, su vuelta del trabajo por las tardes y la algarabía de los abrazos.<br />Me senté un momento en el corredor, cerré los ojos… ¡La mecedora de papá! guardaba aún el calorcito de su cuerpo.<br />Una casa solitaria se parece a un nido, pensé. Un nido abandonado entre las ramas de un árbol desnudo, con sus ramas de esqueleto extendidas hacia el cielo, sin palabras, sin por qué… Un escalofrío recorrió mi columna, como si el recuerdo tuviera alas y con ellas me rozara al pasar.<br />Un largo suspiro salió de mi pecho, presuroso como si llevara la sombra de tanto abandono; exhalé aquel aire vaciando mis pulmones, tratando de hacer más leve la nostalgia del ayer. Ellas no se escapan en un suspiro solamente, perviven y a veces duelen hasta las lágrimas.<br />Los ecos y los trinos, todos se ausentaron. Sólo quedó entre el silencio… más silencio que silba en mis oídos y se clava en el corazón, que ahora late acelerado queriendo huir de tantos recuerdos que reviven en la carne y en mi mente. Tiernos momentos, instantes felices o minutos de grata dulcedumbre.<br />¿Era un sueño, un deseo o simplemente un recuerdo? ¿Por qué entonces ese escozor en el pecho? Decidí sacudirme, para acallar el alocado galopar de mi corazón.<br />Al pararme, mis pies hicieron crujir las hojas secas del nogal amontonadas por todas partes, era como un conjuro al silencio; las hojas lloraban las risas ausentes, el silencio de baleros, la falta de goles y de unas manos lanzando bolitas.<br />Recordar es muy hermoso si los momentos pasados lo fueron, por eso pensé que aquel sitio sin mis padres, no merecía toda esta tristeza que me embargaba. Mi vida y la de mis hermanos fue tan placentera que debería sentirme feliz de poderla recordar. Pero debía admitir que la ausencia física de mis progenitores me producía una rara sensación.<br />Miré hacia en sol, sus últimos rayos, entraban por la ventana a buscar los rizos dorados de mi hermanita menor, o las negras mechas de mamá para acariciarlas con su calorcito, como la hacía ayer; al rato, sin ellas, salían por el patio, buscando, llamando, hasta que al fin se encogían y se alejaban hacia el poniente rojizo, para volver mañana a cumplir el mismo ritual. Todo en aquel sitio seguía el mismo ritmo.<br />La casa paterna está callada desde hace dos meses y algo más, con un silencio de muerte, de olvido. Primero fue mi madre y al poco tiempo, papá. La ausencia lo llevó muy pronto… un día sus ojos se apagaron calladamente, como un débil candil. Dejando una oscuridad en el entorno. El patio quedó en sombras, y las ventanas se oscurecieron.<br />Tomé el valor necesario y recorrí las habitaciones, todo estaba intacto desde aquel día, no tenía ganas de tocar nada; allí solo faltaba la risa de mamá. Como una autómata prendí y volví a apagar algunas luces en un gesto rutinario. Yo sólo me movía por inercia, sin conciencia, ni emociones.<br />Salí de aquella ensoñación, me encontré sola, parada en medio de mis recuerdos, en la sala vacía y oscura. Apresuradamente me dirigí a la salida, y así como llegué, desaparecí dando vuelta en la esquina, confundida entre la gente.<br />Verano, vacaciones y añoranzas, así había comenzado la tarde, pero con la oscuridad vino la calma; una gran satisfacción, el recuerdo cariñoso del deber cumplido, un amor inmenso que llenó de ternezas mi alma. Me di cuenta que se rompió el hechizo y que de ahora en adelante vendría con más calma. Segura de que en ese lugar encontraría la paz. El fresco de la noche golpeó mi rostro con un airecito nuevo.<br />Quizá mi madre me devolvía en esa caricia, la visita de hoy a esa casa paterna que se llevó mi infancia con todo su cargamento de travesuras y dejó a cambio el recuerdo de una hermosa familia y unos padres maravillosos.</span></em><br /><p></p><p></p><br /><br /><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5354324824940742562" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 71px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgUVXSZCntzkAJoGzkNEBH56We6Zde6pplJJA0Ama8uV6vGvu7gR38bM6pU4_LhhoJRhgCRccQzBW5TeFS6VOZnXwX7CL6zraiB6o0Ij_y6r3JYDa2tGeMOQgExjurImCfDzQcjy6UwoTml/s320/!cid_007301c580ed%24dc820480%2409000a0a%40ninfa.gif" border="0" /><br /><br /><br /><div><em><span style="color:#c0c0c0;"></span></em></div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7742033145241757610.post-6150895654483998392009-06-29T12:56:00.000-07:002009-07-06T10:17:44.075-07:00Ñanduti ... (Ninfa Duarte)<div align="center">
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<br /><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiuvT0uBa_LntHwMCu10nqU2bkNRVj1laIiJP1dkDTkU3PSixRdFI3GOMUDARQz9mPW7qfIcGCLbeCqQrEBCJOxoTBEYsT_GkhtQTyAlHRppMG-9q19soRGUObkhN6WKuhoESQj3aAYBf_O/s1600-h/nanduti.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5352843449269119906" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 315px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiuvT0uBa_LntHwMCu10nqU2bkNRVj1laIiJP1dkDTkU3PSixRdFI3GOMUDARQz9mPW7qfIcGCLbeCqQrEBCJOxoTBEYsT_GkhtQTyAlHRppMG-9q19soRGUObkhN6WKuhoESQj3aAYBf_O/s320/nanduti.jpg" border="0" /></a>
<br /><em><span style="color:#c0c0c0;">Atraída por la belleza de la arboleda florecida de lapachos con diferentes tonalidades; dando un paseo por el entorno cercano a la aldea indígena, recorriendo distraídamente la aromada selva paraguaya, una hermosa mañana de primavera iluminada por el radiante sol, con su calor amarillo; la diosa del ingenio de la raza guaraní; una pequeña indiecita morena de gracioso porte, luciendo la belleza de sus largas trenzas renegridas y sus enormes ojos de azabache como el yvapurú, bellos y observadores; de pronto, quedó fascinada ante la magia del Dios Creador de los animales del bosque, admirando la destreza y agilidad de una pequeña arañita que con habilidad increíble, subía y bajaba con un delgado hilo de plata entre las diminutas patitas, fijando entre dos ramas de tajy, un sutil tejido de primorosas formas, como si un experto de la geometría, la hubiera diseñado bajo el bello sol de setiembre, para rescatar los destellos plateados de su luz, haciendo alarde de perfección y hermosura.
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<br />La diosa descalza y morena; genio de la raza guaraní, hechizada ante tan delicada belleza, en un rapto de inspiración y arte, al llegar a su rancho, tomó ese modelo y con tal maestría, sus pequeños y ágiles dedos transportaron las filigranas tan increíbles sobre un diminuto telar, con hilos de colores y sueños de ilusión enhebrados en la pequeña aguja de la musa inspiradora de su arte trival.
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<br />Allí nacieron formas soñadas en las imitaciones de flores silvestres del paisaje campesino, estrellas, y miles de bellos adornos multicolores llenos de gracia y esplendor; regalando primores a cambio de sonrisas y amor.
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<br />La noche se volvió estrellada para alumbrar aquella beldad que nacía al conjuro del amor, con el imponente marco verdinegro que le brindaba el paisaje circundante. Y así nació el tejido del Ñandutí, que hoy es gracia y poesía dentro del folclor de nuestra Patria.
<br />
<br />La pericia de los diligentes dedos de la pequeña indiecita guaraní, logró un milagro de amor, creando junto con sus sueños, el tejido más codiciado en el que se entremezclan graciosas flores de guayabo, jazmines o mburucuyá, unidos por inspirados arabescos coloridos y espirales entrelazados.
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<br />El más pequeño y humilde animal que Dios depositó con amor entre las ramas de un desconocido árbol dentro de la selva guaraní – que más tarde lo reconocerían como lapacho, a quien brindaron el honor de representar en belleza y color a nuestra Patria- una arañita, nos dio la más bella lección de grandeza y poder, de belleza y misterio, hecho maravilloso tejido.
<br />
<br />Lo sublime y armonioso, unido a la delicadeza y el tesón, pueden alcanzar impredecibles alturas. Y la fuerza del amor que las crea, lleva consigo el poder de dominar las rebeldías y reconocer la pequeñez de nuestras fuerzas ante la majestuosidad de la obra del Dios Creador.
<br />
<br />La araña de nuestra floresta, es humilde en su labor, es ejemplo que maravilla y numen admirable, que sugiere sublime hermosura... </span></em>
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<br /><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5352844602747916082" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 71px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgrHYxURI1lGaaXbmdJ5d733_jEdLa-vMvLH3ygCguFeZ0wqE2Q6qvyXPYQ7VhdYG0qLoS17EvRJ_OkxL5I2t7wm93lZpXyzvNWFRRsTQvB3ZqigU3CrhON_fzQ2Alf6YPKRtb0sksPDzny/s320/!cid_007301c580ed%24dc820480%2409000a0a%40ninfa.gif" border="0" />
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<br />Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7742033145241757610.post-71518290530400854842009-06-27T07:36:00.000-07:002009-07-06T10:16:19.543-07:00Mi viejo ciprés... (Ninfa Duarte)<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh1_lIRKyGMg3nMKEXWtno0rE6qmza99ttk3_-hY6BHYOdFnyQm70lAywngm_pRYxiv2lQoqKkP8ZQTVqsFSZ2Ul1wQsYPvSSAjR0TwIPjS3fbTN_MwQxxWDY_zC_mWP9KQIkuhZkCVTTtx/s1600-h/cipr%C3%A9s.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5352027907056095858" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 219px; CURSOR: hand; HEIGHT: 307px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh1_lIRKyGMg3nMKEXWtno0rE6qmza99ttk3_-hY6BHYOdFnyQm70lAywngm_pRYxiv2lQoqKkP8ZQTVqsFSZ2Ul1wQsYPvSSAjR0TwIPjS3fbTN_MwQxxWDY_zC_mWP9KQIkuhZkCVTTtx/s320/cipr%C3%A9s.jpg" border="0" /></a><br /><span style="color:#cccccc;"></span><span style="color:#c0c0c0;"><em>Dios, a través de toda su creatura, se comunica con el hombre, el medio ambiente, plantas y animales, dan cuenta de ello. Basta que nos pongamos en sintonía con los seres que nos rodean y recibiremos las respuestas, tan claras que no habrá lugar a dudas.<br /><br />Nunca estuve tan cerca de la verdad como ahora, o como cuando comprendí la grandiosidad de la obra de Dios. La corriente de sentimientos entre el hombre y los seres de la naturaleza es tan perfecta que nadie puede sustraerse a ella.<br /><br />La historia que traigo, es prueba de ello. O por lo menos quisiera que la consideren así, y como ésta, hay muchísimas a lo largo de nuestras vidas.<br />Al terminar de leer estas líneas me darán la razón.<br /><br /><<<<<>>>>><br /><br />Cuando visito a mis muertos tan queridos, no me canso de mirarlo de pie, erguido en el camposanto mi amigo el ciprés, siempre tan verde, altivo, de noble estirpe, amigo generoso. Y sé que suspira... si, yo lo sentí.<br /><br />En las tardes solitarias, cuando la añoranza lastima el alma del viejo ciprés, he visto su pecho moverse suave, lentamente, al exhalar un suspiro muy hondo, por sus dolores o los míos, por su añoranza o mis ausencias.<br /><br />Él es mi amigo, lo sé; está ahí siempre, me espera, me saluda con los suaves cabeceos rumorosos y frescos de sus ramas; me acompaña en silencio, respetando mi dolor y mi angustia. Con el movimiento callado de sus flexibles brazos, me consuela. Tiene alma, es blanca y hermosa como la de un niño. Durante el largo invierno de esperas y olvidos está triste y son lentos sus vaivenes, acompasados y lánguidos.<br /><br />Pero cuando está alegre, lo hace notar con el tono cambiante de su follaje, viste colores de felicidad, como si riera y bailan sus brazos. He oído el tenue murmullo de sus hojas cuando canta, suena como un arrullo de palomas de la eucaristía, delicioso, amable.<br /><br />Otras tardes, el viejo ciprés escucha mis plegarias y reza conmigo, con respetuoso silencio, con los brazos en cruz. En un delicado cuchicheo de sus ramas, hace confidencias, Las más elevadas dialogan con las blancas nubes, viajeras incansables del destino siempre cerca de Dios. Maravilloso ciprés!<br /><br />Yo vi cómo alcanzaba esas nubes con sus largos dedos, movedizos y hermosos, acariciando la rubia cabecita de un querube; eran besos, que florecieron de mis lágrimas con las que tantos días regué las raíces de mi viejo ciprés. Humedad salobre cargada de amor.<br /><br />¿Has sentido alguna vez cuando tu piel se vuelve terciopelo, con una tibieza indescriptible, que termina por hacerte suspirar, porque dentro del alma se remueve un escondido placer? Es un momento único, de comunión perfecta con la naturaleza y con Dios, su creador. Yo sentí en el pecho ese temblor de incomparable terneza. El corazón del querube bajó a mi alma, y supe entonces el deleite inmenso de ese beso suyo.<br /><br />Hoy solo vine para hacerle confidencias a mi querido amigo. Nunca le dije ¡Gracias!... Gracias por cuidar a mis amados que ahí descansan bajo su sombra generosa, su frescura y su verdor. Por brindarles compañía. Por velar sus sueños cuando el frío penetra en las más oscuras hendijas del alma... Por ser amigo!<br /><br />Hoy estuve ahí, regando sus pies con agua fresca, no con lágrimas. Me abracé a su tronco con mucha gratitud por ser un amigo fiel y hacerle sentir los latidos de mi corazón agradecido. Y me sorprendió lo que pasó.<br /><br />¡Milagro de amor!... recibí a cambio, de sus hojas, una suave melodía que llegó hasta lo profundo de mi alma. Sisearon sus ramas balanceándose en un “graciasss” sin fin. ¡Estaba alegre! Sí... yo lo vi!<br /><br />Bailaron sus ramas, danzando al ritmo acelerado de mi corazón, comulgando la alegría de ser “amigos”. Y no pude más que decirle bajito:<br />“te amo, mi viejo ciprés”. </em></span><br /><span style="color:#c0c0c0;"><em></em></span><br /><p><span style="color:#c0c0c0;"><em></p></em></span><br /><br /><em><p></em><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5352032606598203666" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 71px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjlKdzUeX8HaqDNL1Mq-mAiKyr1nfQdLB6ZY91btmuT7uvwP-rGeiSvojXZqxulLkwYbyjGOoedoZtd7uV6os2LnMzHrJPHSeZrdL6ZLSGYcg0pI1uns7lTnPONpeyWOdfDNIbblap1v3Z_/s320/!cid_007301c580ed%24dc820480%2409000a0a%40ninfa.gif" border="0" /><br /></p><span style="color:#c0c0c0;"><p></span></p>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7742033145241757610.post-71077713990497745592009-06-26T11:38:00.000-07:002009-07-06T10:15:49.043-07:00El picaflor... (Ninfa Duarte)<u><span style="color:#0000ff;"></span></u><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiSwOdG1JECUhjmMCpVQn03381BQlf_xUrliRoRxrw_VR5nul55QfyG_M9t-_kWiXetObmAqzXBtCdGTkClrB0mXRFmiVI2hC1NfLN301mUi9zypK9h2blnhV9z5KvBY2n7kCX8Jxx4pyAL/s1600-h/picaflor.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5351735362637828626" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 279px; CURSOR: hand; HEIGHT: 236px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiSwOdG1JECUhjmMCpVQn03381BQlf_xUrliRoRxrw_VR5nul55QfyG_M9t-_kWiXetObmAqzXBtCdGTkClrB0mXRFmiVI2hC1NfLN301mUi9zypK9h2blnhV9z5KvBY2n7kCX8Jxx4pyAL/s320/picaflor.jpg" border="0" /></a> <em><span style="color:#cccccc;"><br />La historia familiar es toda una institución dentro de la cultura de los pueblos, son cofres sagrados de discretas confidencias, costumbres o simplemente hábitos. Son verdaderos bargueños secretos, amados, respetados y muchas veces, hasta venerados.<br /><br />Al margen de las leyendas, tradiciones y creencias populares que se transmiten de padres a hijos por largas generaciones familiares, que constituyen el folklor de los pueblos; existen otras creencias, suerte de relicario pagano, que son menos conocidas, o poco difundidas, pero no por ello menos verosímiles; secretas herencias, que van quedando como un recuerdo, o una fantasía dentro del grupo familiar y con el tiempo se borra o crece según el espíritu de los que lo reciben como patrimonio o herencia.<br /><br />Los poblados del interior de nuestro país, están llenos de este tipo de creencias y en cada familia se respeta como un legado de los antepasados. A veces no pasa de ser un refrán, chiste o dicho popular y otras, hasta toman la intensidad de una doctrina.<br /><br />En mi familia –por ilustrar lo dicho- cuando un picaflor llegaba al jardín de mi madre, con su alegre gorgorito y danzaba de flor en flor, el baile del dulce néctar, en un incesante aleteo tornasol, provocando un revuelo entre las dalias y los crisantemos, llenando la tarde con ese aroma tan peculiar, mi madre decía: “es el alma de Angélica Isabel, que viene a visitarnos, trae buenas noticias...”<br /><br />Cuando eso ocurría, dejaba su labor, se embelesaba con los vistosos arabescos que iba trazando por los aires, aquel diminuto pajarito, que goloso se llevaba todo el jugo dulce de las flores; y mamá con una sonrisa brillante en sus ojos llenos de lágrimas, se transformaba. Era la imagen misma de la felicidad, algo etéreo e increíble.<br /><br />Al rato, el picaflor desaparecía del lugar, quedando un halo de dulzor y pureza colgado en el ambiente, acariciando con sus alas y sembrando ternura en nuestros corazones por un instante; como si un ángel nos hubiera visitado realmente.<br /><br />Un largo suspiro de añoranza, era la respuesta obligada de mamá, cargada de nostalgias tal vez. Nunca lo indagué. Pero siempre, ese era un momento muy especial, lleno de preguntas no dichas o secretos compartidos.<br /><br />Es muy posible que mi madre creyera realmente que el almita de aquella pequeña hija suya, que muriera en sus brazos a los nueve meses, consumida por la fiebre; tan tierna y pequeñita. Viajara eternamente dentro del picaflor de alas transparentes y largo pico rojizo; donde habitaban juntos en eterna comunión, el suave recuerdo de su bebé y el dulce néctar de las flores del jardín, que ella cuidaba con tanto amor y dedicación. Es muy posible que ella creyera también que venía a visitarnos de vez en cuando acompañado de buenas noticias. ... Es muy posible que ella creyera...<br /><br />En los años de la inocencia, también nosotros teníamos esa creencia, o quizá inventábamos otras parecidas, llenas de sentimientos encontrados e imaginación infantil. Y con el tiempo, tal vez se haya diluido en el recuerdo, pero algo quedó para inquietarnos de tanto en tanto, sin tener en cuenta los pantalones largos, ni los tacones altos.<br /><br />Tanto es así, que sin importar dónde estemos, siempre que llega un colibrí al jardín, donde la familia esté reunida, aquella fantasía vuelve a pasar aleteando hasta instalarse en nuestros recuerdos, y se repite invariablemente...,casi al unísono decimos: “Angélica Isabel viene a visitarnos”.<br /><br />Creencia, tradición o folklore se convierten en un agradable cosquilleo dentro de nuestros pechos que crece y se ensancha hasta llegar a los labios con ternura incomparable, y se traduce en sonrisa de complicidad. Todo nos recuerda un bello momento: mamá, Angélica Isabel, los geranios, se confunden en dorados arabescos como los que va trazando el picaflor al pasar.<br /><br />Si es el picaflor o el alma de aquella hermanita nuestra tan querida, a quien no llegamos a conocer; nunca lo sabré. Pero está allí, siempre lo estará, para recordarnos que el amor no muere, y que siempre hay un retazo de inocencia dentro de cada ser, para conservar la ternura que hace falta para vivir.<br /><br />Una simpleza, quizá, una nadería, pero de esa clase de creencias están llenos nuestros recuerdos y forman: “la historia familiar”<br /><br />El picaflor, es para nosotros, como un ángel. Una prolongación de Angélica Isabel. Es la ternura dulce y colorida que revolotea de vez en cuando sobre nosotros para decirnos: “les quiero mucho”. Y mamá desde el cielo sonríe feliz!. </span></em><br /><em><span style="color:#cccccc;"></span></em><em><span style="color:#cccccc;"><br /><br /></span></em><em><span style="color:#cccccc;"></span></em><br /><em><span style="color:#cccccc;"></span></em><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5351735732721415218" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 71px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiAaSHZ7ZriBxouB3D1uSvXLSwOGIFrFVAesZTc9sjncwHLe494HexD1X6tTtEav9qcqs3sosMXPtmVN1YjZDmtPXY6Hwn5_lOUQjttyxbpklh-rilh6E-vzOMnyreMDM5rFEB2IBjmaEy5/s320/!cid_007301c580ed%24dc820480%2409000a0a%40ninfa.gif" border="0" /><br /><br /><p><br /><em><span style="color:#cccccc;"></span></em></p>Unknownnoreply@blogger.com2